Tenías esa luz y esa sonrisa que te hacía un ser especial.

Vivía orgullosa de verte creciendo y a cada día, quererte más.

Mañanas de risas en la cama, tardes de paseos sin más, abrazos de una madre que amaba a su hija a un nivel estelar.

El tiempo se detuvo en el instante en que ese médico nos dio la noticia fatal.
Aún recuerdo ese pasillo,
aún recuerdo ese lugar
Han pasado ya unos años, recuerdo cada día tu batalla que a diario tenias que ganar.

No podía soportar que pelo a pelo te escaparás de mis manos sin poderte ayudar.
Tu sonrisa era perenne pero mi alma se apagaba al ritmo del gotero que gota a gota se vaciaba en tus entrañas para no salir más

Me duraste un suspiro en esta vida.

Tu sonrisa será perenne en mi recuerdo, ahora guarda mi alma allí en el cielo hasta que un día suba y te pueda volver a abrazar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *