Suelto el aire de mis pulmones,
no queda mucho donde respirar,
la vida asfixia con hilo fino con el que los dioses
juegan a las marionetas con nosotros en un escenario
hecho a medida para actores que no cuestionan a guionistas.
Dogmas de fe arraigadas en las entrañas
como jueces escondidos ejecutando veredictos
sin que tengas pensamientos propios.
A la vida hay que darle otra razón.

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