No tengo techo ni busco el final de un camino, solo quiero zapatillas y mochila de peregrino.
Andar paso a paso, sin destino, con mirada alta, siempre erguido.
Un pie adelanta al otro, así se hace el camino, dejando huellas atrás que el viento ya ha perdido.
Susurros de los bosques, horizonte perdido.
Así se hace el camino, siempre caminando, mirada alta, cuerpo erguido.
Llegue donde llegue, no hay un final de recorrido, sino comienzo de otro, guardar en la mochila lo aprendido y emprender de nuevo el camino.
Paso a paso, mirada alta y cuerpo erguido.