Amanece todas las mañanas con un viento frío y un rocío en calma.

Suenan los cantos de aves

como los silbidos

de un levante suave y

veo como las ovejas

pisotean campos,

se comen malas hierbas

y dejan a su paso un rastro.

Llegan los fuertes olores

de romero, hinojo

y unas  cuantas flores.

Veo el volar de las aves

dibujando estelas

como un aeroplano;

oigo el sentir de la lluvia

gota a gota en segundo plano.

El crepitar de gotas cayendo

entre pequeños charcos

que van haciendo lagos.

Solo veo un horizonte negro

entre nubes grandes

y tremendos truenos.

y se pierden entre la arboleda

las pequeñas aves y algo más que vuela.

No se ve ni rastro

por las calles quietas

solo grandes charcos

y un crepitar que no cesa.

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