Sabe el corazón de sus armas y el cerebro de armaduras.

Y yo salgo perdiendo en ambas.

Pues a pecho descubierto voy andando y con las prisas, ni el yelmo ni las lanzas voy cargando.

Del escudo, ¡ya ni hablemos!
pesa mucho y al ponerlo,
¡sólo dispongo de un brazo para abrazar lo que yo quiero!

Y es que, ¡voy a pecho descubierto
y pienso que la flechas no me alcanzan!
hasta, estoy seguro que a cupido le resulto un fácil objetivo y por ello ni lo intenta o no lo ha conseguido!

Sí, soy así..

Soy el loco que tiene el corazón descubierto y el cerebro desarmado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *