Se escapó;
Y yo:
sigo deambulando por los andenes a la espera de un nuevo tren.
Vagabundo de pensamientos y solitario en los caminos pedregosos, no ceso en el empeño de hallar nuevo destino.
Grandes amigos,
pilares que sustentan mi erguida estampa cual bastón afianza el caminar del que lo necesita.
Largo y arduo es el camino que conduce del infierno a la luz, sin embargo, llevadero por personas que se empeñan en hacerte reír en que no caigas.
Valerosos guerreros de honorable palabra, jinetes en montura, caballeros de esperanza.
Miedo a la oscuridad, no por falta de luz, sino por las tinieblas que apaguen la llama de la vida en el alma de la gente.
Bondad, amor, AMISTAD, sacramentos perdidos en el tiempo como cáliz divino.
Esperanza,
de que algún día, mientras sano mis pies heridos del caminar, mientras espero sentado en el andén de la vida, llegue un nuevo tren.

Se escapó, vuelta a empezar.

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