Y aquí estoy una semana más,
contemplando en solitario las vistas que me das.

Que placer más profundo el sentarme y admirar

la puesta de sol cuando el día ha de acabar,

escuchar el oleaje, sentirse uno más,

ponerse en sintonía con el aire y el mar.

Cerrar los ojos y sólo escuchar

el susurro del viento y el ruido del mar

y pensar que algún día, con otra persona, podré regresar,

para poder enseñarle que existe este lugar,

que cierre los ojos y se deje llevar,

por el embrujo del viento y el ruido del mar.

Faro Cabo Palos.

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