Respiro amor en el aire,
chimeneas humeantes de fumatas blancas en tiempos fríos,
donde la soledad tiembla porque sabe que ya no está sola.
Aromas del levante y del poniente, mezclados en un tornado de emociones, olores del perfume cuando te acercas poniendo mis bellos de punta.
Te pienso al acostarme con el deseo de verte en el sueño de siempre, al girar la esquina del destino, donde la vida te da sorpresas.
Te pienso al despertar que, por un instante giro la cabeza para ver si estás.
Despierto sólo, sin tu aroma ni presencia, únicamente el sabor en mi boca de un beso entre sueños, de un aroma incrustado en mi hipotálamo, de un deseo irrefrenable de por lo menos:
Escribirte un buenos días.

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