Echo de menos tu sonrisa
y como te colocas ese pelo cuando me ves.
Echo de menos esos gestos, esas palabras que sacadas de tu boca, me hacen sentir otra vez.
Momentos juntos que mirándote, yo volvía a nacer.
Esas mariposas que volaban de nuevo en un nido seco que se negaba a creer.
Y el corazón que apagado como estrella moribunda, se encendió a viva llama y sol resplandeciente para decirme que todavía podía sentir.
¡Te echo de menos, sí!
Y lo digo ahora, antes que el tiempo me niegue el derecho de decírtelo a ti.