Esa sonrisa torcida y la mirada endiablada.
Me comes con tu vista, te como ahí tumbada.

Ese sudor frío al tenerte ahí acostada,
temblores suaves de 3,5 en escala de Ritcher sacuden tu cuerpo al roce de mis manos alocadas.

Gemidos perdidos en la oscuridad de la noche como aullidos de lobos en luna llena.

Un tsunami de placer que cada noche recuerdo al poner la lavadora y sentir el traqueteo que se produce en tu cuerpo al empotrarte en tus sueños

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *