Dicen que tras la tempestad viene la calma,
Pero hay tempestades que no pasan, que no se irán, que te golpean a diario sin dejarte levantar.
Cuantas veces he caído y con rodilla en suelo clavada a merced del destino, he dado la vuelta a las tornas y me he levantado herido.
Soporto y avanzo, soporto y avanzo, no lloro por mis heridas sino por ser fuerte cada día, porque hasta de ser fuerte uno se cansa.
Un espíritu sin calma, sin tregua en su batalla, que cada noche cae herido y cada mañana, se levanta.
Me golpeas, pero yo soy más fuerte.