Pesan los días en los que tu presencia me es ausente.
Rodilla en suelo clavada a merced del sol castigador
que deshidrata los poros de mi cuerpo y no deja moverme.
Camino eterno en un desierto de desesperación
sin atisbo de agua que calme la sed de ti.
Cierro los ojos para coger fuerzas y
por lo menos verte en mis sueños.