Puedo oler tus pensamientos y el aroma sutil de tus ideas.
Saborear el recuerdo de tus besos en forma de tarrina de chocolate.
Un sorbete de limón entre comidas que aligera el paso de las agujas del reloj mientras vuelvo a verte.
Amaneceres llenos de rocío con el sol incandescente, susurros de una brisa que me dice al oido.
Buenos días.