Los mensajes que escribías no llegaban,
la tinta, corría por los folios sin mas destino que una papelera rebosada de papel.
El corazón latía fuerte y emanaba de él un sin fin de ideas, un vergel de palabras que ni el cerebro daba a basto a procesar.
Y escribías otro verso con la esperanza de que esta vez, contestara, pero sólo era un grito en el abismo de un agujero negro, un eco retumbando en unas montañas en las que sólo estás tú.
Textos vacíos sin destino, escrituras que nunca llegará a leer!
Mensajes en una botella que lanzada al océano profundo se hunde sin que llegue a tus pies.
Pero sigues escribiendo porque aun sabiendo que no tienen destino, estás seguro de que un día al verte dirá:
He leído tus mensajes, tus versos a buen recaudo están, tú creías que no llegaban, y yo te quería contestar.
Ese eco en las montañas, de un grito angustiado, esos vientos me lo han dado, para que te pueda amar.
Ese agujero negro que tú creías no poder cruzar, será el amor que por mi sientes y ni el mismo universo lo detendrá.
Aquí me tienes y ahora te pido:
Que me escribas una vez más.